La sensibilidad como rasgo de personalidad aún se considera un concepto relativamente nuevo en el campo de la psicología. Ha sido investigado activamente por académicos y profesionales desde hace unos 25 años.
Los primeros años de estas investigaciones sobre la sensibilidad se centraron en gran medida en la teoría.
Esto es muy importante ya que en psicología, es fundamental contar con una teoría sólida antes de realizar una investigación empírica para probarla y avanzar.
Los estudios pioneros de los 90’s
Tres teorías individuales de diferentes investigadores surgieron casi al mismo tiempo como respuesta a la observación clínica o la investigación académica sobre este rasgo de personalidad.
Las principales teorías fueron:
- Sensibilidad de Procesamiento Sensorial (SPS) de Elaine N. Aron, quién acuñó el término «Highly Sensitive Person, HSP” (Persona Altamente Sensible – PAS en español). Sus estudios son los más difundidos a nivel de sociedad y sobre los que más información encontramos en libros e internet.
- Susceptibilidad Diferencial (SD) de Jay Belsky
- Sensibilidad Biológica al Contexto (SBC) de Tom Boyce y Bruce Ellis. Usando las metáforas de Orquídeas y Dientes de León para nombrar a los niños.
Estos estudios se centraron en detalles bastante específicos de cómo funcionaba la sensibilidad, y cada una de estas tres teorías adoptó un enfoque diferente.
La investigación de SPS de la Dra. Aron, (1) se centró principalmente en la personalidad de los adultos. La SD de Jay Belsky (2) se centró en los bebés y la SBC de Tom Boyce y Bruce Ellis (3) se centró en las reacciones de estrés fisiológico en los niños.
Uno de los desarrollos importantes fueron los tests orientativos que sirven para medir la sensibilidad de las personas en una escala, y que dieron un primer acercamiento al porcentaje de la población que es altamente sensible.
Los estudios de la Dra. Aron, que son los más difundidos, daban en sus inicios un 15-20% de la población mundial como altamente sensible, pero conforme el tiempo ha avanzado, los estudios han ido siendo más específicos y las personas nos hemos ido reconociendo cada vez más en ellos. Se habla ahora de que es un 30% de la población la que somos altamente sensibles.
Los estudios iniciales de sensibilidad biológica de los profesores Tom Boyce y Bruce Ellis realizados en niños, introdujeron la metáfora floral de las orquídeas y los dientes de león para diferenciar a los dos grupos respecto a su sensibilidad.
En sus estudios propusieron que los niños que son menos sensibles y, por lo tanto, más resistentes y robustos, son un poco como “dientes de león” que tienden a prosperar en la mayoría de las circunstancias.
Los niños muy sensibles, por otro lado, pueden verse más como “Orquídeas” que requieren un ambiente cariñoso y afectuoso para poder florecer bien. Es importante destacar que las orquídeas pueden desarrollar una delicadeza y belleza particulares cuando se crían en las condiciones adecuadas.
Lo que es de destacar en estos estudios iniciales es que agruparon a las personas en dos: las personas que son altamente sensibles y las que no, siendo la minoría el primer grupo.
El planteamiento inicial partió de que la alta sensibilidad puede ser desafiante o difícil en ciertas situaciones estimulantes para las personas altamente sensibles, quienes se ven más afectadas por las experiencias negativas.
Las investigaciones enfocadas en niños altamente sensibles mostraron que tienen más probabilidades de desarrollar problemas de comportamiento cuando han estado expuestos a prácticas de crianza negativas.
Aquí es importante reconocer que una de las razones por las que la alta sensibilidad a menudo se ve negativamente es que gran parte de la investigación inicial sobre la sensibilidad se centró en las consecuencias desafiantes y muchas de las medidas de sensibilidad han estado demasiado enfocadas hacia los aspectos negativos del rasgo, dejando a un lado los conocidos aspectos positivos de la sensibilidad.
Una gran cantidad de estudios de seguimiento han también analizado cómo la sensibilidad se relacionaba con otros rasgos, por ejemplo, el de la introversión. Por tanto, ya sabemos que son dos rasgos diferentes, que tienen diferencias entre sí, pero que comparten similitudes también.
Los estudios de la Dra. Aron han mostrado que el 70% de las PAS son introvertidas, pero que un 30% son PAS extrovertidas.
Lo significativo de todo ésto es cómo las personas sensibles del mundo hemos podido primero identificarnos y luego beneficiarnos conforme las investigaciones han ido avanzando.
Cuanto más entendamos sobre el rasgo de la sensibilidad, mejor podremos atender nuestras necesidades como PAS y en nuestros hijos NAS. Afortunadamente los avances en las investigaciones van siendo cada vez más reveladores.
Con el paso del tiempo, estas tres primeras teorías iniciales se han combinado en un solo marco común.
Ahora se habla de la Teoría o el Marco de la Sensibilidad Ambiental. En este marco la forma en que se investiga la sensibilidad ha sido refinada.
Ahora existe una comprensión más profunda de los componentes psicológicos, fisiológicos y genéticos de la sensibilidad y se desarrollaron nuevas formas de medir la sensibilidad en niños y adolescentes.
Los avances (2015-2021)
Los últimos años de investigación sobre la sensibilidad nos han dado a conocer dos perspectivas importantes:
– Avance 1: resulta que la sensibilidad es una escala
Hasta antes de este período, los estudios tendían a diferenciar entre dos grupos de personas: las que son altamente sensibles y las que no lo son.
Sin embargo, los más recientes estudios en muestras mucho más grandes llevaron al descubrimiento de que la sensibilidad debe considerarse a lo largo de un continuo o de una escala: todo el mundo es sensible hasta cierto punto, y algunos son más sensibles que otros.
Usando este continuo o escala, las personas pueden clasificarse en tres grupos de sensibilidad: baja, media o alta. Cada uno de estos tres grupos tiene sus propias fortalezas y debilidades. Puedes pensar en estos grupos como dientes de león, tulipanes y orquídeas.
Los dientes de león (personas poco sensibles, con baja sensibilidad) crecerán en cualquier lugar y sobrevivirán a las duras condiciones. Son un 30% de la población.
Las orquídeas (personas altamente sensibles, con alta sensibilidad) requieren condiciones de crecimiento muy específicas para florecer, pero cuando satisfacen sus necesidades, son realmente asombrosas. Son un 30% de la población.
Los tulipanes (los del medio, con sensibilidad media) comparten un poco de ambos grupos. Son un 40% de la población.
– Avance 2: la sensibilidad tiene su propio perfil de personalidad
Durante este período más reciente, también se avanzó significativamente en la relación entre la sensibilidad y otros rasgos de personalidad comunes, apuntando a un perfil de personalidad específico que sustenta a la sensibilidad.
Específicamente, la investigación encontró que la sensibilidad se caracteriza por un mayor neuroticismo o inestabilidad emocional y una mayor apertura a las experiencias, con la introversión jugando un papel menor de lo que se suponía anteriormente.
Es decir, que si eres una persona creativa y estás abierta a nuevas ideas, pero tus emociones a menudo cambian sin previo aviso, es muy probable que poseas alta sensibilidad, aunque no seas introvertida. Como lo mencionan los estudios de la Dra. Aron como ese 30% de PAS que no son introvertidas.
– Avance 3: un cerebro sensible proviene de (muchos) genes
En relación con la neurociencia de la sensibilidad, se descubrió que la estructura y función de varias regiones del cerebro, como el hipocampo y la amígdala, desempeñan un papel importante.
Mientras tanto, el acceso a nuevas mediciones y muestras más grandes también permitió avances sustanciales para comprender el papel de la genética en la sensibilidad.
Los estudios han encontrado que alrededor del 50% de las diferencias entre individuos pueden explicarse por factores genéticos, en otras palabras, en un en gran medida, si eres sensible, naciste así.
Además, estos factores genéticos se distribuyen ampliamente por todo el genoma en lugar de reflejar un solo «gen de sensibilidad». O lo que es lo mismo: la sensibilidad de cada persona es una combinación de sus genes, en vez de un único gen.
Finalmente, y lo que es más importante, las investigaciones adoptaron enfoques más experimentales y longitudinales. No solo extendiéndose a muchos más países y culturas de distintos rangos de edad, y se han incluído también componentes biológicos de sensibilidad.
Se ha investigado cada vez más la sensibilidad en respuesta a experiencias positivas en lugar de centrarse en las predominantemente negativas, destacando los muchos beneficios de una alta sensibilidad.
Y con estos avances en los estudios se ha empezado a cambiar la mirada hacia una mirada más positiva la alta sensibilidad, tanto a nivel de autopercepción (de cada persona), como a nivel de la sociedad hacia el rasgo.
Al ampliar la perspectiva, podemos ver más claramente y apreciar también las ventajas de ser altamente sensibles. Reconocerse como altamente sensible tiene también ahora percepciones positivas, que influyen en el individuo y en la sociedad.
Hacia dónde se dirige la investigación (2021-2030)
Aunque ha habido un progreso significativo en la investigación sobre la sensibilidad en los últimos 20 años, los investigadores en el tema consideran que el conocimiento actual tiene lagunas que deben abordarse en futuras investigaciones.
Entre ellos está la cuestión de cómo se desarrolla exactamente la sensibilidad con el tiempo y si se establece en la infancia o puede desarrollarse más en la edad adulta.
Para investigar esto, los académicos y profesionales continúan mejorando la forma para medir con precisión la sensibilidad identificando y capturando las características más esenciales de la sensibilidad.
Se necesita mucho más trabajo con un enfoque en la neurociencia, la fisiología y la genética. Los estudios neurocientíficos y fisiológicos cuidadosamente planificados son fundamentales para avanzar en la comprensión de la sensibilidad.
Finalmente, una medición mejorada de la sensibilidad también es vital para comprender mejor la relación entre la sensibilidad y la salud mental.
Cada avance ayuda a mejorar la vida de las PAS y NAS
Las semillas de las primeras investigaciones sobre la sensibilidad, sembradas hace 25 años, han brotado y crecido hasta convertirse en un árbol sólido.
Con un número cada vez mayor de investigadores, académicos y profesionales en todo el mundo que se unen a los esfuerzos de investigación, es probable que este árbol crezca sustancialmente en los próximos 10 años.
Al mismo tiempo, la sensibilidad también ha ido ganando más atención a la vista del público, lo que se demuestra con el creciente número de libros, blogs y cobertura mediática sobre el tema.
Si bien ya se ha recorrido un largo camino, el viaje continúa y probablemente esté lleno de descubrimientos emocionantes, cada uno de los cuales puede ayudar a mejorar la vida de las personas sensibles y cambiar la forma en que la sociedad nos percibe y nos aprecia con una forma más positiva e inclusiva.
En resumen, ¡estos son (y vienen más) tiempos emocionantes sobre la sensibilidad!
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Fuentes:
1. https://sensitivityresearch.com/
2. https://hsperson.com/
3. Greven, C. U., Lionetti, F., Booth, C., Aron, E. N., Fox, E., Schendan, H. E., . . . Homberg, J. (2019). Sensory Processing Sensitivity in the context of Environmental Sensitivity: A critical review and development of research agenda. Neuroscience and Biobehavioral Reviews
4. Pluess, M. (2015). Individual Differences in Environmental Sensitivity. Child Development Perspectives
5. Pluess, M., Lionetti, F., Aron, E., & Aron, A. (2020). People Differ in their Sensitivity to the Environment: An Integrated Theory and Empirical Evidence.