Ser una mamá altamente sensible puede hacer que la crianza diaria sea más abrumadora. Ciertos estímulos que la mayoría de las personas son capaces de ignorar, como los sonidos fuertes, los entornos caóticos y el contacto físico constante, pueden sentirse como si alguien estuviera bailando sobre tus nervios cuando eres PAS.
Muchas PAS somos perceptoras profundas a nivel sensorial. Es como percibir en alta definición, con sonido envolvente e intensidad.
Luces brillantes, sonidos fuertes y cualquier tipo de estimulación constante básicamente nos pueden sacudir, en especial si estamos expuestas a ello por períodos largos sin pausa ni descanso, lo que hace que nuestros sentidos se saturen.
Y la vida con los niños… es todas esas cosas. Como una experiencia constante en alta definición y sonido envolvente. Como un gran condensado de tocar-sentir-necesitar durante la mayor parte de las horas que están despiertos. En especial con niños pequeños. Y como mamás estamos ahí brindándoles lo que necesitan.
Pero, como humanamente sucede, cuando nuestros sentidos se saturan, nos agobiamos y las situaciones nos rebasan, sin saber gestionarlas.
Yo solía sentirme tan culpable por no disfrutar el momento, por perder la paciencia, por querer alejarme de mi hija cuando mis sentidos estaban saturados.
Y aunque esta sensación la compartimos madres y padres, altamente sensibles o no, para las PAS sucede más fácilmente. Nos abruman mucho los entornos ruidosos y caóticos, lo cual es un hecho cuando se tiene niños menores de 6 años, o varios hijos pidiendo cosas simultáneamente.
Descubrí hace tiempo que podía hacer algunas cosas desde el momento en que me levantaba hasta el momento en que me acosaba para evitar sentirme tan sobreestimulada durante el día y que mi día se sintiera más tranquilo.
Mi hija ya tiene 8 años ahora, pero estas 7 acciones me siguen sirviendo. Incorporarlas desde hace tiempo me han brindado muchos beneficios como mamá PAS.
7 acciones para tu bienestar diario como mamá PAS
1. Mañana tranquila.
Sí, ya lo has leído en muchos sitios. Despertarse 20-30 minutos más temprano que tu familia, te ayudan a tener unos minutos a solas para tí antes de que tu familia despierte.
Y sí, que los niños pequeños despiertan muy temprano y si tuviste una mala noche, te parecerá mejor dormir lo más posible. Pero no me refiero a solo despertar más temprano (que sí que sirve, también).
Me refiero a encontrar algo que te ayude a despertar con una actitud positiva. Tal vez leer una cita inspiradora, o tomarte un café o infusión, o respirar profundo y con intención por 2 minutos. O agradecer por el nuevo día, u observar a tus hijos que aún duermen… algo que te ayude a sentir que vale la pena despertar un día más.
Me he dado cuenta que si yo amanezco “del lado izquierdo”, “de malas”, nuestras mañanas en casa se vuelven caóticas.
2. Controlar el uso del teléfono.
Mirar mi teléfono se siente como un buen descanso al principio, pero antes de darme cuenta, empiezo a sobreestimularme.
El resplandor de la pantalla, el desplazamiento constante, ver ese artículo sobre crianza que compartió un amigo que condena lo mismo que estoy haciendo, ver cómo otras mamás pueden hacer multitareas que yo no puedo, mi hija compitiendo por mi atención en el fondo… no es precisamente una pausa de descanso mental.
Mis mejores días son los días en que controlo el uso de mi teléfono celular, en especial el uso de redes sociales o estar pendiente de mensajes que llegan y que pueden esperar.
3. Mantener las comidas simples.
Algo que me ayuda a no sentirme abrumada es tener ingredientes para comidas sencillas.
Cuando mi hija era pequeña y preparaba la comida o cena, tenía que dividir mi atención entre lo que estaba preparando, los muchos ingredientes, los tiempos de cocción y en mi hija que venía a la cocina a verme y pedirme cosas… ya me entiendes.
Bocadillos, verduras crudas o cocidas, ensaladas, han sido grandes aliados. Otras comidas fáciles son cualquier cosa asada y cualquier cosa de la olla de cocción lenta. Tú o tu pareja pueden poner lo que sea que vayan a comer allí y sale con muy buen sabor con poco esfuerzo.
A los niños pequeños no les apetece una gran variedad de platillos, así que mi esposo y yo nos adaptamos a la comida fácil de preparar, que nos funciona muy bien.
Me gusta cocinar platillos más complejos, claro, pero por amor a mi cordura, simple es mi segundo nombre siendo mamá PAS. Aún ahora que mi hija tiene 8, sigo así.
En fines de semana o algunas ocasiones cocino algo más elaborado, pero por lo demás, me facilito la vida.
4. Un descanso por las tardes.
Si tienes hijos que duermen la siesta, aprovecha esos tiempos para descansar tú, en vez de ocupar ese tiempo para hacer pendientes o tareas de la casa.
Al menos 2-3 tardes entre semana (mejor si es diario) tómate ese tiempo libre para tí y haz lo que te ayude a despejar la mente. Duerme la siesta junto a tu hijo alguna tarde, también es válido.
Si tus niños ya no duermen la siesta, pídeles que hagan una actividad tranquila durante cierto tiempo o que pongan una película, etc.
Ellos pueden estar solos, haciendo lo suyo mientras tú descansas con algo tuyo. Todo el mundo necesita tiempo de inactividad, y para tí como mamá PAS es vital.
Si tienes un bebé o niños muy pequeños. Trata de robar tiempo de tranquilidad por las tardes donde puedas. Ponte de acuerdo con tu esposo para ello.
5. Mantener las luces brillantes y los sonidos fuertes bajo control.
En especial al final de la tarde. No es necesario tener demasiadas lámparas ni mucha luz antes de prepararse para dormir.
Si miran televisión, procura mantener el volumen bajo. Cierra las persianas, corre las cortinas parcialmente, empieza a “oscurecer” el ambiente en casa para ayudarte a tí y también a tus hijos a bajar el ritmo del día y empezar a entrar en estado de calma de la mente para un buen descanso.
Por la noche, apago la mayoría de las luces y solo mantengo unas lámparas encendidas con luz tenue. Evito las luces blancas y brillantes. Esto me ayuda a relajarme un poco.
6. Rutina en casa antes de dormir
Las rutinas son reconfortantes porque sabemos qué esperar, tanto para mí como para mi hija. No hablaré de las rutinas de mi hija para ir a dormir, sino de las nuestras como familia en casa.
Cada noche antes de preparnos para ir a la cama, recogemos el desorden de la casa. En general tratamos de mantener las cosas en su lugar durante el día, y no hay tanto desorden por recoger. Yo recojo las cosas de la cocina y mi marido las de la sala y otras áreas de casa.
Mi hija suele tener cosas por la casa, así que también ella recoge lo que está fuera de su cuarto y lo lleva ahí. En eso ella participa.
Esto me funciona muy bien a mí. Una cocina y una casa en relativo orden hacen maravillas con mi estado de ánimo para el día siguiente. Cuanto menos caos, menos abrumada me siento.
Aquí entiendo, que con niños pequeños ésto es muy difícil, pero en la medida de lo posible, mantener el caos en el menor grado posible recogiendo cada tarde, te ayuda a no saturarte y empezar el día siguiente sin agobiarte visualmente.
7. Recargarte con tiempo a solas.
Mi parte favorita del día es ya cuando tengo tiempo para mí al final del día. Me gusta ser intencional con este tiempo.
Algunas noches, puede ser simplemente tomarme una infusión y disfrutarla en silencio, o leer, o escribir un diario. También suelo tener una libreta junto a mi cama donde anoto “pendientes” o asuntos que rondan mi mente antes de dormir. Me sirve para “vaciar la mente” y sentir que anotándolo, lo retomaré al día siguiente.
A veces por las noches visualizo mis metas, escribo todo lo que estoy pensando o por lo que estoy agradecida, etc. Escribir siempre me equilibra y aporta claridad.
Hacer cualquier cosa que te apasione o te interese te ayuda a recargar en más formas que solo físicamente. Que toda mamá necesita, en especial siendo PAS.
Esas son las 7 cosas que trato de hacer todos los días para poder ser la mejor madre que puedo ser y al mismo tiempo cuidarme a mí misma.
Porque descubrí que cuando me descuido a mí misma, me excedo en cosas que me hacen sentir peor (y me hacen sentir culpable porque no estoy presente) o me agobio y no funciono bien.
Y justamente se trata de gestionar los estímulos de alrededor, de estar pendiente de tí y de tomarte las pausas y descansos para prevenir agobios.
Porque ser altamente sensible es una gran fortaleza, pero hay que saber cómo preservarla para aprovechar todo lo positivo que nos aporta, que es mucho.
¡Saludos! / Zulema
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