Como madres tenemos reglas, estándares y límites en nuestra familia, y nuestros hijos deben aprender a mantenerse dentro de esos límites.
Estos límites y reglas son necesarios y satisfacen las necesidades primarias y vitales de seguridad y protección de nuestros hijos. Van de la mano del amor y la responsabilidad que tenemos de cuidarlos y criarlos.
Pero debido a su temperamento, nuestros hijos de alta sensibilidad aprenden esos límites de manera más efectiva a través de un enfoque suave de la disciplina.
Si quieres saber más sobre las características de los niños altamente sensibles y saber si tu hijo tiene alta sensibilidad, puedes hacer el test para Personas Altamente Sensibles.
¿Qué es la disciplina positiva?
La intención de disciplinar a un niño es provocar un cambio en el comportamiento ante alguna situación.
El objetivo es que el niño recuerde la lección la próxima vez para que actúe de manera diferente en la misma situación.
Sin embargo, nadie gana si la lección se ve ensombrecida por la severidad del castigo o una reacción brusca e intimidante de mamá o papá, y ese puede ser fácilmente el caso de un niño muy sensible.
La disciplina positiva se enfoca en usar la disciplina y no el castigo. Se basa en el respeto hacia los hijos y hacia los niños.
Al corregir alguna mala conducta de tu hijo o hija, existe una gran diferencia entre el castigo y la disciplina.
Los regaños, las reprimendas, los gritos son formas autoritarias y bruscas de llamarle la atención a los niños. Son formas de castigo que lo penalizan por algún mal comportamiento.
Estas formas de reprender se enfocan en controlar al niño para que pare o cambie de actitud, pero le hace sufrir, especialmente si el niño o niña tiene una alta sensibilidad.
En contraparte, quienes usan un enfoque positivo y respetuoso de la disciplina no usan formas de castigo físico ni emocional. No avergüenzan ni evidencian a los niños por su comportamiento ante los demás.
En vez de eso, se comunican con el niño con respeto y en privado, cuando hay que hablar con él o ella sobre su comportamiento inadecuado.
Implica darles a los niños reglas claras e informarles sobre las consecuencias negativas cuando las rompen.
La disciplina con un enfoque positivo y de respeto es proactiva en lugar de reactiva. Y a largo plazo, más efectiva en la relación de confianza entre padres e hijos.
7 razones por las que la disciplina positiva funciona mejor para tu hijo altamente sensible
Los niños de alta sensibilidad poseen ciertas características de acuerdo a su temperamento. Por ello es importante que las tomes en cuenta para comunicarte con él o ella de una forma en que te entenderá.
1. Son muy sensibles al ruido. Evita hablarle en un tono de voz fuerte.
Cuando subes el tono de tu voz, y más cuando lo haces repentinamente, impactas profundamente a tu hijo o hija. Le asustas al tomarlo desprevenido y por sorpresa.
El tono de voz elevado y severo causa estrés y ansiedad en personas altamente sensibles, tanto niños como adultos. Solo que muchos adultos han ido aprendiendo a no mostrarlo a través del tiempo, aunque sí les siga afectando.
Cuando tu hijo o hija experimenta una voz elevada, se crea un “muro de ruido”. Lo que escucha es solo ese ruido, y el mensaje que quieres transmitirle se bloquea.
Si quieres decirle algo y que te escuche, es mejor hacerlo con tu tono de voz normal, así te escuchará con atención, sin asustarse, sin miedos.
2. Se comunican sutilmente y procesan profundamente.
Incluso desde una edad muy temprana, detectan el tono de voz, el lenguaje corporal, las emociones que se muestran en los ojos de alguien y las palabras no dichas. Por lo tanto, las voces pueden parecerles fuertes y severas, incluso cuando no es la intención.
Hacer un esfuerzo consciente por hablarles en voz baja y gentil ayuda a garantizar que tus palabras y mensajes no se malinterpreten.
Esto es algo particularmente difícil para madres y padres que no son igual de sensibles que su hijo o hija, porque el padre o la madre no necesariamente aprecia lo fuerte o severa que su voz puede parecerle a su hijo que sí es altamente sensible.
Tu hijo o hija procesa la información sensorial profundamente y eso incluye las cosas que se le dicen y cómo se lo dicen.
Esto significa que las palabras pueden herirle profundamente; un tono severo le golpea fuerte en sus sentimientos.
Puede pasar largo rato (o varios días) pensando sobre aquello que le has dicho y sobre cómo se lo has dicho. En especial si aquello le ha causado tristeza o un fuerte impacto por la forma en la que lo percibió.
3. Tienen un fuerte sentido de la justicia.
Escúchalo primero, antes de emitir un juicio instantáneo sobre su comportamiento (y las razones detrás de ello).
Esto es muy importante para él o ella, ya que los niños altamente sensibles tienden a tener un fuerte sentido de la justicia.
Sentir que una decisión es injusta y que su caso no ha sido escuchado le molestará y herirá de manera significativa.
Es posible que si no le das la oportunidad de explicarse, se quede más envuelto en la injusticia percibida (cuando no le dejaste explicarte), que en el mensaje que deseas transmitirle sobre su comportamiento o acciones.
Y ésto en el largo plazo, afectará su confianza hacia tí.
4. Se molestan y se sobreestimulan más fácilmente.
Sus emociones son más intensas que las de otros niños debido a que poseen una forma amplificada de sentir.
Son menos capaces de pasar por alto sus sentimientos y hacerles caso omiso, en especial los sentimientos sobre ellos mismos.
Se tardan en soltar los sentimientos negativos. Por lo tanto, es probable que si tu hijo o hija se siente asustado, enojado consigo mismo, molesto o abrumado cuando sepa que ha hecho algo mal, se quede con ese sentimiento “atrapado”, sin decirlo.
Cuando tu hija o hijo ya se ha alterado, el mensaje detrás de tus palabras queda ahogado por su estado emocional.
La sobreestimulación emocional significa que no es capaz de procesar más mensajes o aportes. Lo que le digas ya no lo captará si está alterado.
Esperar hasta que tanto tú como tu hijo o hija estén tranquilos les permite hablar de manera racional y tranquila para que puedas concentrarte en el mensaje que deseas que tu hijo escuche.
Por lo general, un niño tarda unos 20 minutos en recuperar la compostura. Dale ese tiempo y su comunicación será más efectiva.
5. Tienen un fuerte sentido de la vergüenza. Evita llamarle la atención en público.
Un tono de voz que muestre severidad, enojo o decepción hace sentir culpa o vergüenza en un niño muy sensible, incluso si esa voz está regañando a otra persona.
Por ejemplo, cuando un profesor está tratando de identificar al autor de un incidente en la clase y le habla a sus alumnos con un tono serio y tal vez severo.
En ese caso, un niño de alta sensibilidad puede llegar a sentir lo que se conoce como “pena ajena”, es decir, siente culpa o vergüenza, como si le estuviesen llamando la atención a él, a pesar de ser inocente.
Corregir públicamente a un niño muy sensible le puede causarle mucha vergüenza, haciéndole sentir abrumado y arrebatado.
Los niños de alta sensibilidad son muy propensos a la autocrítica. Tienden a actuar como sus propios disciplinarios; su sentido de la vergüenza es a menudo tan fuerte que se sancionan mentalmente por lo que han hecho y se sienten muy mal, sin que un adulto les diga una palabra.
Por tanto, si estás en público y el comportamiento de tu hijo o hija necesita de tu intervención, lo mejor es acercarte para hablar con él, pero a la vez alejándose de las otras personas.
Encontrar un espacio apartado y tranquilo para decirle lo que no está haciendo de forma correcta.
6. Valoran mucho la aprobación. Ten cuidado con la crítica personal.
A menudo, a los niños de alta sensibilidad no les gusta meterse en problemas. Se ponen ansiosos con solo ver signos de desaprobación de quienes los rodean, ya sea en casa o en el aula.
La crítica personal, especialmente en el calor del momento, se la toman en serio y puede mermar su autoestima.
Cuida que las palabras que usas no sean descalificativas, porque puedes herirle. También evita usar comparaciones, señalando que otra persona sí hace algo que él no.
Por otro lado, los halagos y los reconocimientos de aquello que hace bien, o de aquello en lo que ha avanzado, por ejemplo, funcionan de maravilla para un niño muy sensible. Les hace sentirse valorados.
Están siempre atentos a cómo los demás lo aceptan. Y escuchar con palabras que hacen algo bien, les ayuda mucho a reforzar su autoimagen.
7. Naturalmente siguen reglas
Comunicar expectativas, estándares y reglas claras ayudará a su hijo enormemente. Los niños de alta sensibilidad tienden a ser expertos en adherirse a las reglas. En general, no son arriesgados, al menos no impulsivamente, por lo que aman las reglas.
Tienen una fuerte brújula moral interna, y cuando hacen algo mal, procesan el incidente profundamente para asegurarse de que no vuelvan a cometer el mismo error.
En realidad, no necesitan palabras duras para aprender de los errores que cometen. Para ellos una corrección suave es suficiente.
Un tip adicional para tí como mamá
Cuando adoptas un enfoque más suave de la disciplina, es posible que te encuentres enfrentando críticas de familiares, amigos e incluso de personas completamente extrañas (particularmente aquellos con una educación estricta).
Estas personas pueden acusarte de ser «demasiado blanda» con tu hijo o hija o permitir que tu hijo te manipule o se salga con la suya con un comportamiento inaceptable.
Si es necesario, o si te hace sentir cómoda, explícale que hablarás con tu hijo o hija sobre el incidente cuando tu hija o hijo esté más tranquilo y cuando ambos estén a solas.
Esta es una excelente manera de desviar las críticas.
Confía en que eres tú quien conoce mejor a tu hijo o hija de alta sensibilidad y eres tú quien estás informándose sobre su temperamento para ayudarle y guiarle en la forma en que lo necesita.
¡Confía en tí, confía en el proceso y siéntete satisfecha por ello!
¡Saludos! / Zulema
Fuentes:
https://happysensitivekids.com/
https://www.verywellfamily.com/what-is-gentle-discipline-1095046
https://www.escuelainfantilgranvia.com/disciplina_positiva/
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